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Ser ilustradora


Hay un momento en la vida de todo freelance en la que una voz interior,o exterior, te dice que estás haciendo el tonto.
Que inviertes demasiadas horas y demasiado esfuerzo,que sacrificas las noches y fines de semana por conseguir vivir de un sueño muchas veces te quita el sueño.

Por que en España es muy difícil ser autónomo,no tienes paro,si te coges la baja, tu negocio peligra y muchas veces te sientes un pringao que paga por trabajar en vez de que te paguen.

Y si tienes un local suma y sigue: Alquiler, impuestos, agua, luz, basuras, asociaciones, gestor...

Tienes la opción de trabajar en casa y te ahorras una pasta.Eso si, acostúmbrate a "la gran secada o la gran remojada" o pasas muchas horas solo frente al ordenador o tienes que lidiar con una familia que aun que intenten no hacer ruido pone la tele,música,juegan y alborotan, que para algo es su casa.

A parte de no desconectar nunca por que siempre es buen momento para que mientras ves la tele prepares ese trabajo pendiente.

Y luego están los maravillosos bancos que hacen anuncios del tipo "Ana es ilustradora y sabemos que hay meses que cobra y meses que no cobra, por eso le ofrecemos la cuenta pichuflús sin comisiones" y voy yo a ese mismo banco les cuento que soy ilustradora y me dicen que nanai que eso del anuncio no es así.

Luego están las ferias,en las que o te cueces o te hielas.A veces no puedes llevar toldo por que por estética es mejor que te ases a 40 grados en mitad de una plaza  de Zaragoza y a ser posible te disfraces de medieval con pieles que queda más bonito.Y otra vez a pagar por trabajar.

Nunca tuvo tanto glamour poner una mesa en la calle,ahora te tienen que seleccionar,y los mercadillos se llaman markets.

Pero pese a todo aun me compensa,que me llamen jipi así con jota y despectivo.
Por que he podido ver crecer a mi hijo y estar con él sus primeros años de vida ,despertarme y abrazarle un buen rato sin prisas,reirnos en la cama antes de vestirnos,darle el pecho hasta que hemos querido y llevarle al parque todas las mañanas.

Y aun con todas las cosas malas de ser autónoma, a mi me encanta mi trabajo y estoy feliz de poder dedicarme a  un oficio que me gusta tanto y que me está dando también muchas satisfacciones y con el que estoy conociendo gente fantástica.

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